domingo, diciembre 08, 2013

Relatividad

Hören: The last of us - Gustavo Santaolalla 



La realidad es una idea y como tal no es única.
La objetividad no existe sino como un consenso entre muchas personas con una misma concepción de lo que es real. Nos ayudamos a reafirmar que no estamos equivocados (como le tememos a eso...), que lo que ideamos no es producto de nuestro sentidos mentirosos y que, aunque lo fuera, al menos no somos los únicos que hemos sido engañados.
Eso, de alguna forma, nos da la paz y la tranquilidad de saber que si el buque de la realidad se hunde; nos hundimos todos juntos.

Que cobarde, mediocre y  triste es no cuestionarse jamás.

viernes, mayo 31, 2013

Declaraciones a la conciencia.



Siempre he sentido que cuestionas mi vida, palabras que parecen precipitarse con la inminencia de un día nublado sumado al mal pronóstico de lluvia del noticiero, pero que nunca llegan a caer (tan real como la vida real). Nunca me dices explícitamente que es lo que tanto te molesta, nunca me dices nada. Nada de nada. El silencio siempre fue tu única verdad, y se come todo el espacio entre nosotros, lo engulle y lo regurgita.

La mayor parte del tiempo me odio por odiarte, porque no me has dado razones para hacerlo pero yo tengo todas las razones, tengo todo tu silencio lleno de juicio.

Ya no quiero jugar contigo a sea lo que sea eso a lo que estábamos jugando, ese pasatiempo donde el único sonido que reina es un mar de gemidos, gemidos de placer y dolor inocentemente culposo, inventado, necesitado, parchado con mentiras… Porque palabra o no de por medio, siempre me menosprecias. Me haces  sentir como que mi vida es una pila de algo inútil; como los retazos sobrantes de vestidos hechos a la medida.
Todo eso sueles esconderlo tras un elogio burdo;  porque además de inútil crees que soy estúpida. Crees que no me doy cuenta de lo que dices en lo que no dices, crees que no noto como a veces, en pequeños momentos de consideración, me dedicas unos segundos  y me contemplas con desagrado y lastima.

Siempre has tenido sabor acido, en el alma y en la piel, como los caramelos ácidos que de caramelo no tienen nada, como esos chicles picantes o con sabores exóticos , como el chocolate con sal de mar (repulsivo),  como todas esas golosinas inventadas en un afán de originalidad injustificada. No tienen nada de rico pero te los comes por curiosidad, entre asco y papilas masoquistas. Me encanta lamer toda esa acidez amarga, aunque me dé nauseas.

Eres un montón de sentimientos desarraigados, una alegría rabiosa, una tristeza insípida. Cargo con tu silencio que me desprecia, con tu maltrato que no me cansa.
Eres lo que hice de ti y lo que no hice también; a las 4 de la mañana con insomnio y sed, llena de imaginación agotadora.

miércoles, febrero 20, 2013

La magia reflexiva del transporte


¿Dónde perteneces?. Que pregunta tan dura, que ataque.
Estoy en un avión, el último viaje del año y me invade la inquietud, una intranquilidad estremecedora, y tengo la necesidad de saber si esta vida que decidí vivir es justa conmigo, con todos. ¿Estoy bien ubicada? Me llena la duda.

Es que acaso eres de la tierra que te vio nacer, del mundo que escucho tu primer llanto, del espacio que encuadro el primer abrazo, o tal vez perteneces a todo suelo en el que alguna vez posaste los pies, todo lugar en el que por fortuna o desdicha  fuiste a parar, o quizás solo eres del ahora; de donde tus manos se encuentran trabajando.

Yo creo (siento) que pertenecemos a donde nos necesitan y necesitamos. Horizonte conocido o por conocer, somos parte de donde “venimos bien”, de esos lugares que (como los amigos) se anclan a ti con una más o menos sutil química, hasta que ves en ellos un espacio, una morada, y sobreviene el vínculo de la pertenencia.

Porque los lugares son como las casas de trueque, siempre toman de ti y te dan algo a cambio. Es por eso que nunca podré sentirme completa en un solo lugar, porque hay partes de mi que quedaron desparramadas.  A veces, a horas inesperadas mis piezas me llaman con susurros bajitos, como un espíritu con asuntos pendientes que no sabe a quién recurrir, y es imposible no prestar atención a su llamado, imposible ignorar su falta. Entonces, me cargo ligero, cada vez más ligero con el pasar de los años y emprendo rumbo a lo conocido que estaba empezando a olvidar o a lo desconocido tal vez, que en mi imaginario realzó colores y empezó a brillar como una luz que me acosa con la urgencia de ser alcanzada.

Esa es mi vida, a veces me siento como un puddle toy que no puede quedarse quieto ni por un segundo, otras como un bichito marino, calmo, detenido viviendo su vida en un punto del océano.
Voy donde me necesitan y necesito, en busca de mis piezas, en busca de más piezas, ó simplemente ofreciendo algunas.

No hay foto que aguante el paso del tiempo y los paisajes que me vieron nacer, todos aquellos donde alguna vez puse mis pies y aquellos donde me encuentro ahora, eventualmente comienzan a tomar un tonito sepia-nostalgia… y necesito moverme y asegurarme que siguen ahí.
No me mal interpreten, no busco lo estático de la foto, no pretendo obtener la misma imagen, solo quiero saber que la tierra sigue ahí, porque es mía y yo soy de ella.

No sé dónde pertenezco, porque no es ubicable, no está en un mapa. Sé de dónde vengo, se donde he estado y no tengo ni la más pálida idea de hacia dónde voy.


Hören: Lights - Journey

Texto de diciembre del 2012 *Escrita en un libretita, chiquita. Postergado hasta hoy, como tantas cosas*